A Bordo del Galeón
El prisionero escuchaba impasible desde su celda el rugir de los cañones azorar las aves que una vez le sonaron a libertad. De a ratos miraba la pesada cadena que sujetaba sus delgados tobillos cubiertos de yagas. -Al menos- pensó delirante y balbuceando- ya no me escuecen los azotes en mi espalda. Cuando perdía la razón, solo a veces, gritaba a los carceleros para que se llevaran la basura, pero con el tiempo aprendió a convivir con ella, ya que aquella escoria apestosa no era otra cosa que su presencia. Acusado, entre otras cosas, de robar, le habían perdonado cortarle las manos, no así el llevarlas permanentemente amarradas con una cuerda. Es por esto que en los calurosos días estivales lograba dominar su cabellera enmarañada, no menos que su barba, para espantar las moscas. Algunas caían nocaut. Y allí estaba, con la espalda apoyada al muro, callado y austero aguardando su muerte. Una ejecución que le esperaba cuando el galeón atracase en puerto, en tierra firme.
Su compañero de celda le miraba ladeando la cabeza, se limpiaba los bigotitos con sus patitas y seguía cada tanto su camino. Él, por su tamaño, es libre, pensó anhelante, con lo cual puede hacer y deshacer a su antojo.
La bebida escaseaba en alta mar y aún más para un condenado. Pero este viejo y astuto lobo de mar aprendió hacía tiempo a minimizar sus necesidades y la supervivencia le obligó a zacear su sed chupando de la humedad que se filtraba por las paredes de su oscura celda. De lo contrario ya habría muerto. Sus custodios pensaban que era ciego y le hacían mil burlas. Él, con su mirada perdida, ocultaba que además escuchaba. Pero como cada día, llegaban los azotes quitándole las pocas fuerzas que le mantenían con vida. Aquella tarde, después de la paliza, llegó una tormenta sacudiendo la embarcación cual fuera de papel. Olas gigantescas castigaban la cubierta con fuerza. En la bodega, todo se arremolinaba. Bultos de todo tipo se golpeaban unos con otros. Sin embargo, el prisionero completamente mojado permanecía inmóvil con las cuerdas que le sujetaban.
-Siempre que llovió paro- comentó uno de los marineros con sus compañeros.
Otro, desde el carajo, gritó “¡Tierra!” después de verla con el catalejo.
-¡Preparad al prisionero!- ordena el capitán. Pero nadie sabe que durante la tormenta, aquella piltrafa de hombre, aquella desdicha humana ha logrado escapar. Ha escapado a una muerte deshonrosa; llena de miradas acusadoras, burlas y escupitajos del populacho que con tal de ver espectáculo son capaces de odiar hasta sus propios hermanos. En las heladas aguas oceánicas ha constatado que las dolencias no le molestan, ha perdido ese importante sentido. A pesar de las atrocidades cometidas hacia su persona, les mira impasible de toda culpa flotando entre la briza y la marea, mientras el galeón se alejaba rumbo a tierra con intenciones de colgar al ladrón.
Dos guardias bajan a la bodega y abren con dificultad la puerta. Algo la detiene. Un saco de piel y huesos yace sin vida en el suelo.
diferente...me gusta.... :)
ResponderEliminarIré intercambiando estilos, así, dependiendo el ánimo que vosotros tengáis, podáis escoger el más acorde en ese momento. Muchas gracias Flor
ResponderEliminarme ha gustado el final.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Me encantó que describieras como sobrevivia en su encierro. Practicamente podía verle como una película.
ResponderEliminarHola Ángela, muchas gracias por compartirme!!
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias Carlos, un saludo
ResponderEliminarHola Rompecabezas, me alegro mucho que te gustara. gracias por estar siempre por aquí. saludos
ResponderEliminarHola Paul, de vuelta por aquí para leer tus relatos que me encantan.Éste cambia totalmente el tema respecto a los que leí anteriormente.Me ha gustado mucho la narración, el contenido de la historia y ese final tan inesperado y triste.
ResponderEliminarMe gustó mucho el personaje de "la pirata",le ha dado un toque femenino especial al relato, estamos más acostumbrados a "piratas hombres".
Un abrazo
Sigue así.
He participado en un concurso con el relato "Cena para dos", pero en versión reducida(200 palabras)por exigencias de las bases, pásate a verlo si te parece interesante. http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/09/sep29-cena-para-dos-de-rosa-barrera.html
Gracias Rosa, me alegro que te gustara.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la próxima
Me gusta. Primera vez que te leo. Un placer. un saludo.
ResponderEliminarHola Lumy, acabo de ver tu comentario, muchas gracias. espero verte más por aquí.
ResponderEliminarun saludo